Hace ya unos meses que comenzamos a preparar la cosecha, en Septiembre nos dedicamos a quitar los restos de la cosecha de verano, mover la tierra y preparar los líneos. A continuación sembramos en los semilleros algunas zanahorias, rúcula y lechuga, si bien es verdad que hubo que traer plantones de coles, coliflores y brócoli de las que no disponíamos de sus semillas.
A todo esto le sumamos los ajos, las cebollas y las habas que plantamos directamente en el huerto.
Cuidándolas mucho, mimando que no le falte agua, que no le crezca la mala hierba,... hemos tenido que luchar contra una plaga de orugas, que gracias a un insecticida natural cogido del árbol de paraíso, hemos conseguido atajar.
Y finalmente, gracias a las temperaturas de las últimas semanas y el sol que cada vez nos obsequia con más presencia, ya tenemos la cosecha que hemos repartido entre nuestro alumnado.
En las próximas semanas el ciclo se repetirá y ya estamos preparados para la maravillosa cosecha de verano!!!
La semana pasada arrancó el proyecto de huertos sociales que nuestro centro está promoviendo desde principios de este año.
La semana pasada realizamos una actividad dentro de la campaña por un millón de pasos. En concreto participamos de un proyecto llamado Agua y Futuro, llevado a cabo por voluntarios y que consiste en una visita al jardín americano y una ginkana en la orilla del río Guadalquivir.
Con la inestimable ayuda de los maestros y alumnos del aula específica, tenemos nuestro panel de herramientas casi terminado y nuestro huerto muy bien mantenido.
Las personas aficionadas al senderismo saben que caminar por el campo es más que un simple deporte, es una experiencia que te acerca a la naturaleza, te tranquiliza y te lleva a descubrir que somos parte de algo más grande y que merece la pena cuidar.
La bienvenida al sendero nos la dio un pato negro, muy feo, que estaba tranquilamente tomando el sol, tranquilamente hasta que llegamos nosotros, claro. El sendero discurrió con total tranquilidad, las mejores senderistas Macarena y Raquel que no se quejaron casi del cansancio, vamos sólo unas dos mil quinientas veces, pero vamos, casi nada!!
Los dos hombres mayores del grupo, sin contar a los maestros Pedrote, Juan y Jose, fueron las personas que pusieron cordura y orden en todo momento, ¡cómo se nota quién es su tutor y lo bien enseñados que están!. Por supuesto nos referimos a Don Juan Gil Pitel y su fiel acompañante Adriant!
